Una estrella diferente a las demás

Había una vez una estrella algo apagada, estaba triste y desconsolada, pero aún así trataba de iluminar. Un día un pastor se dio cuenta de lo que sucedía en el cielo, había una estrella que no iluminaba como las demás, e hizo una oración, pidió que en el mundo todos tuviesen algo por lo que sonreír.

Ese mismo día estaba durmiendo, cuando un niño, desconsoladamente le despertó.

“Mira la estrella, Gabriel, está triste, y eso que todas las demás iluminan”.

-Vamos a hacer algo para ello, y empezó a hablar de hazañas entre la gente, a contar chistes y a proclamar que las familias se reuniesen.

En esos días fríos se encendieron hogueras en las masías y las familias se dieron cuenta de la luz que entre todos podían atraer, el único que parecía estar solo era Gabriel, pero empezó a escribir de hazañas, y todo porque una estrella se sintió triste y pensó que era mejor inclusive ahorrar algo de su vigor y luz y no emplear todos sus esfuerzos, pero al ver que de esa manera era tan importante para los demás siguió siendo diferente, tenía en secreto su potencial.

Todos seguían mirando en el horizonte.

Esa estrella se daba cuenta que estaba siendo injusta, pues con ese simple truco todas la miraban a ella, así que hizo una apuesta, el día en que viese un niño sonreír diferente a la mayoría, empezaría a brillar con todo su vigor en el horizonte.

Se divulgó lo que sucedía en el horizonte, muchos estaban preocupados por ese lucero.

Un día ese niño que se dirigió a Gabriel, estaba algo triste aún, él estaba solo en una unifamiliar aldea, sus padres se habían marchado un buen tiempo, estaba solo con su abuelo que no tenía dinero para proveerlo de ningún entretenimiento, su abuelo le explicó la historia de la navidad.

Y esa noche ya tod@s estaban contentos, además, la estrella se iluminó como las demás, que casualidad que siendo diferente fue cuando fue más importante.

El niño viajó siempre en sus sueños en esa dirección, sonreía muchos días pensando en esa historia, esa luz pese a pasar desapercibida seguía existiendo en el horizonte. Se dejó de  mirar tanto al bello firmamento, qué sabio fue quien se dio cuenta de lo importante que era entonces contar hazañas y que los niños aprendieran y se reuniesen, y que la sutil y humilde sonrisa tuviese un motivo para iluminar.

Jordi Gonell

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